EL ALCALDE EN SU LABERINTO
Pocas veces se pueden apreciar a personajes públicos entrampándose, cual laberinto, en sus propias contradicciones y Junín parece ser una región prolífica de estos casos. Tal vez el caso más notorio fue el de la Congresista Elsa Canchaya, a quien sus contradicciones y despropósitos terminaron por alejarla del Congreso y la derivaron al Poder Judicial. Por igual, recientemente otro caso es el que vuelve a tocar la puerta de la perplejidad, nos referimos al Alcalde de Morococha, Marcial Salomé, cuyas contradicciones se contradicen con el perfil de una autoridad que supuestamente representa al pueblo que lo eligió.
El Alcalde de Morococha se reeligió en las últimas elecciones regionales y municipales del 2006, llevando como banderas electorales su posición a favor del reasentamiento de su ciudad, traslado que se producirá en mediano plazo antes de entrar en operaciones el proyecto Toromocho, a cargo de Minera Perú Copper S.A. – Chinalco. En los últimos meses se esmeró en insistir, en cuanto foro o calle posible, que dicha minera no quería dialogar para coordinar el reasentamiento, pero sin decir que debía ser bajo sus propias e incoherentes condiciones. Por este motivo, a principios de junio de este año él mismo acudió a la Defensoría del Pueblo de Junín para solicitarle una Mesa de Diálogo para tratar con la minera este tema, diálogo que comenzó a mediados del mismo mes.
Sus contradicciones comenzaron cuando en la primera reunión de esta Mesa de Diálogo se presentó solamente con sus íntimos allegados y sin ningún representante de los vecinos o de las organizaciones sociales de Morococha, principales interesados en el reasentamiento. Luego, a pesar de haberse acordado acreditar representantes en la segunda reunión de mediados de julio, el Alcalde no fue capaz de acreditarlos y quiso forzar a la mesa a incluir a los veintiocho titulares de la Comisión Multisectorial del Distrito, entidad formada a su medida. Esta actitud constituyó una falta de respeto a los demás integrantes de esa mesa, como son el Arzobispo de Huancayo, el Gobierno Regional de Junín, la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza, la PCM, el MEM y la propia Defensoría del Pueblo, quienes así se lo manifestaron.
El colmo de sus contradicciones se produjo antes de lo que sería la tercera reunión de la Mesa de Diálogo, convocada para el primer día de agosto, cuando dos días antes le envió una carta al Defensor del Pueblo de Junín, comunicándole que no asistiría a esa reunión “por no encontrar confianza ni garantías para un debido proceso”, precisando que esta decisión fue tomada por su Comisión Multisectorial, entidad que no estaba acreditada en esa mesa. Es decir, primero busca a la Defensoría y luego la rechaza cuando se pone en evidencia su falta de seriedad e incapacidad para representar los intereses del pueblo que lo eligió y, peor aun, actúa en contra de ese pueblo.
Si con el reasentamiento la población de Morococha tendrá mejor calidad de vida y todos están esperando este cambio, es contradictorio que el Alcalde Salomé busque dilatar el proceso. ¿O será que representa a otros intereses?, ¿a quién favorecen estas maniobras dilatorias? Cuando una autoridad actúa de espaldas a su pueblo, sus propios actos o contradicciones terminan desnudando la verdad. Eso el tiempo lo dirá.